domingo, 1 de abril de 2012

blackberry picking #50


memoria de los idus de marzo de 1939


    "Aquel arco triunfal recordaba a las sucesivas generaciones de estudiantes -y en latín, por añadidura- la victoria del general Franco en la guerra civil. La encrucijada en que se alza, a la entrada de la Ciudad Universitaria, señala la línea del frente de la batalla de Madrid. En su marcha hacia la capital, las vanguardias de Franco habían llegado hasta allí. La ciudad, aquellos días de noviembre de 1936, parecía que les estaba abierta. Desde el mes de julio, los tabores marroquíes, la legión extranjera y las tropas de élite del ejército de África sublevado contra el Gobierno legítimo habían desbordado todas las resistencias desordenadas de las milicias republicanas. Pero aquí, en los parajes de La Moncloa, donde se alza ahora el arco cubierto de inscripciones latinas a la gloria del caudillo, aquel avance irresistible había sido detenido. 
    Hasta el final de la guerra civil, cerca de tres años más tarde, Madrid había resistido casi prácticamente cercada. La historia de esta resistencia no puede leerse en el latín de las inscripciones hagiográficas, naturalmente. Para saber algo de ella más vale releer L'Espoir de André Malraux. 
(...)
    Yo había levantado la vista distraídamente.
   De pronto, el arco de triunfo tantas veces rodeado últimamante sin prestarle la menor atención, adquiría una significación siniestra: su verdadera significación, por otra parte. 
  Había sido erigido para conmemorar la victoria de Franco en la guerra civil. Sus inscripciones latinas celebraban los méritos del general, caudillo de España por la gracia de Dios. Por la gracia al menos de la Iglesia católica española, que nunca tuvo nada que decir contra esta fórmula consagrada. Que nunca planteó la menor reserva al hecho de que se inscribiera en la moneda nacional aquella fórmula sacrílega.
   De pronto, el recuerdo de los sangrientos idus de marzo de 1939 suscitaba cantidad de recuerdos"
(Jorge Semprún, Federico Sánchez se despide de ustedes, 1993)


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1 comentario:

  1. A los latinistas del Arco de Triunfo se les escapó un importante gazapo: usaron la expresión latina "miles gloriosus" aplicándosela al dictador para adularle, sin caer en la cuenta de que ya en la Roma clásica no se usaba en esa acepción literal, "soldado glorioso", sino con un sentido satírico: "soldado fanfarrón". Si la realidad a veces imita al arte, los pelotas y los "falsos amigos" de la traducción hacen frecuentemente buenas parejas cómicas.
    N. de Txalaparta

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